La economía internacional atraviesa una etapa de alta volatilidad, marcada por tensiones comerciales entre las grandes potencias, ajustes arancelarios y reacomodos estratégicos que influyen directamente en países como Colombia. Así lo analizó el exministro de Hacienda José Antonio Ocampo, quien advierte que el elemento predominante en el panorama económico actual es la incertidumbre, especialmente en el ámbito del comercio internacional.
Ocampo se refirió a los recientes acuerdos temporales entre Estados Unidos y China, así como con el Reino Unido, para aliviar tensiones arancelarias. No obstante, subrayó que estas medidas tienen un carácter provisional. “Las decisiones tomadas, como la suspensión de los aranceles el pasado 9 de abril, solo tendrán vigencia por 90 días, lo que deja abierta la puerta a una nueva escalada de restricciones comerciales”, indicó. Además, criticó el enfoque estadounidense de mantener acuerdos bilaterales diferentes con múltiples países, lo cual —afirmó— va en contravía de los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En este contexto de reglas cambiantes, Ocampo advirtió que se frena la inversión en sectores clave, como el manufacturero. “Las empresas no invertirán en Estados Unidos para producir lo que hoy importan de China o México, si no hay seguridad sobre cuál será la política arancelaria definitiva. Por tanto, el plan de Trump de reindustrializar la economía estadounidense enfrenta serias limitaciones mientras persista esta ambigüedad”, explicó.
Sobre el fortalecimiento de la relación comercial entre Colombia y China, Ocampo señaló que, aunque representa una oportunidad, no se dio en el momento más estratégico. “Las condiciones internacionales han cambiado y los riesgos asociados a la inestabilidad comercial global hacen que cualquier apuesta externa deba manejarse con cautela”, precisó.
Respecto a América Latina, el economista consideró que la región ha tenido cierta ventaja tras los anuncios arancelarios de EE. UU. del pasado 2 de abril, pues a la mayoría de los países solo se les impuso una tarifa básica del 10 %. “México fue la excepción, al ser excluido de ese aumento general, aunque terminó afectado por el arancel del 25 % a la industria automotriz”, agregó.
Finalmente, Ocampo concluyó que en el entorno económico actual, la única certeza es la incertidumbre, un escenario que obliga a los gobiernos y al sector productivo a actuar con prudencia y visión estratégica.